miércoles, 16 de julio de 2008

ENTRE LO DICHO Y LO HECHO


El sábado fui a ver Catupecu Machu al Orfeo. Luego de desombolsar 80 pesitos, que dolieron mucho, fuí con mi amiguita y me coloque en mi asiento bien cerquita del escenario. Si!!!!! S i L L i T a s.
La propuesta era más que interesante, ver un recital de rocanrrol sentada me resultó tenatadora...y exiquisitaaaaa!!!

Debo recalcar que Catupecu nunca llegó a sastisfacer mi modestos gustos musicales. Sin embargo la experiencia fue más que positiva, y lo primero que se me pasó por la cabeza fue un grito de liberacion: ¡por fin alguien se anima a hacer algo distinto dentro del rock nacional!

La presentación del disco "Laberintos entre aristas y dialectos" no es un recital y no es un show. Es un poquito más que todo eso. Es más bien una pieza musical, casi de cámara, que conjuga el rock en el estado mas puro, con instrumentos de cuerdas, instrumentos de percusión y una performance increíble.


Después de presenciar tremenda sonoridad y conceptualizacion de sonidos, me quedó claro que Catupecu Machu, es algo serio. Si bien las letras no me gustan, por hablar siempre de lo mismo: muerte, infierno y sueños raros, la música, los incríbles dedos de Ruiz Diaz tocando la viola (que me mostraron un músico estupendo), y ese juego impecable que realizan sobre un escenografia di-vi-na lograron satisfacer mi necesidad de algo distinto.

Abstrayendome de cualquier contexto y realidad, esa puesta en escena me recordó a los comienzos de Sumo y de Los Redondos, grupos que solo se podían conocer a través de esas alocadas puestas en escena. En escencia es más o menos lo mismo: transgredir y jugar con las música.

Este es el caso en el que agradezo tener oidos y una buena visión.
Buena bocha
80 pesos bien gastados


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